lunes, diciembre 12, 2011

Anti homenajee

Tomado de redcharquican (red@charquican.cl)

Palabras de Gladys Diaz en el anti homenaje a Krassnoff y
contra la tortura en Villa Grimaldi
12 diciembre, 2011 3:02 am

ACTO POR EL DIA INTERNACIONAL DE LOS DD.HH.,

11 de diciembre, Villa Grimaldi.

Conmemoramos este año, el Día Internacional de los Derechos Humanos, en

momentos en que en nuestro país con aristas diversas a las vividas durante

la dictadura, tales derechos se empiezan a conculcar. Tales derechos se

conculcan cuando la represión uniformada violenta la libertad de reunión

y de expresión, con formas de ataque desproporcionadas.

Se violan cuando hay silencio oficial que tolera la exaltación de la figura

de un despiadado asesino, torturador y genocida. Se violan nuestros derechos

humanos con el tratamiento discriminatorio, cruelmente represivo, injusto

y degradante hacia el pueblo mapuche, en el sur del país. Se violan nuestros

derechos humanos cuando no se permite el regreso de los extraditados, como

ocurrió en estos días, con el compañero Hugo Marchant.

Se violan nuestros derechos humanos cuando se ataca, golpea, se asfixia con

gases gravemente tóxicos, a las manifestaciones y protestas, y así se intenta

disuadir de su lucha, al movimiento estudiantil, al movimiento sindical, al

movimiento ecologista, al movimiento por los Derechos Humanos, etc.

Cuando los estamentos gubernamentales empiezan a justificar la represión

política, los malos tratos, los vejámenes, calificando a los manifestantes como

delincuentes o como subversivos, el semáforo de nuestra conciencia debe

prenderse en rojo, porque estamos ante el peligro de que la opinión

pública también se acostumbre a ese discurso y vuelva a narcotizarse en

la pasividad.

Porque la represión aplicada en forma permanente y desproporcionada nos

señala el peligro de poner, poco a poco, en riesgo, el estado de Derecho.

La no aceptación de esta asonada de malos tratos que se ha hecho frecuente

este año, y su denuncia permanente, debieran ser parte coexistente de cualquier

movimiento social, o político; reivindicativo o denunciante, porque de lo contrario,

la lucha por el NUNCA MAS puede quedar suspendida, dentro de las etiquetas

de la clase dominante.

En un anochecer de 1976, en que el mundo entero conmemoraba un aniversario

más, de la firma de la declaración de los derechos Humanos, yo llegaba a

Hamburgo, Alemania. El día anterior la dictadura de Pinochet había firmado

dos decretos de expulsión, uno para mí, y otro para mi hijo de 7 años. Y esa

noche de fuegos artificiales que en Hamburgo celebraban el respeto a los

Derechos Humanos , yo junto a mi hijo, me encontraba de golpe con el exilio,

después de haber estado dos años detenida. Dos años de detención, que

comenzaron con tres meses de permanencia aquí en la Villa Grimaldi.

En este lugar, que es un símbolo de la trasgresión total al respeto por los

Derechos Humanos, se torturó, se asesinó y se hizo desaparecer a miles

de personas que ejercieron su derecho a recuperar la esperanza, a reconstruir

la utopía, a resistir al tirano, a soñar y luchar por un mundo mejor.

Con el fín de obtener información que pudiera destruir las organizaciones

clandestinas o las formas embrionarias de organización social, con el fín de

amedrentar a la sociedad toda y con el fín de disuadir cualquier forma de oposición

aquí se intentó cosificar a las personas, minar su voluntad, destruir sus vínculos

afectivos, sus creencias, su sentido de la solidaridad, su ética, sus lealtades.

Aquí se intentó destruir el cuerpo físico, la psiquis y el campo emocional

de los torturados.

Cuando hace algunos días, hemos asistido al intento de homenajear a uno

de los torturadores más simbólicos, a Krassnoff, a ese hombre, que nos retiraba

la venda a los prisioneros, para que lo conociéramos, porque se jactaba de su rol

patriótico de torturador, yo digo, hace unos días….no podía dejar de pensar

en lo absurdo y contradictorio de ese intento de algunos viejos fascistas nostálgicos,

de levantar a la altura del heroísmo ejemplar, el quehacer de este hombre.

¿Por qué me parecía incluso desde el punto de vista de ellos, tan grotesco y

absurdo este pseudo homenaje?…Porque no hay nada, nada, nada, más cobarde,

más rebajante en la dignidad de la persona, que torturar. Se desciende en la

escala humana, más bajo aún que el primate más prehistórico.

¿Cómo puede alguien, por muy fanático que sea, por muy fascista,

por muy nazi, pensar que puede ser héroe, alguien que tortura a personas

vendadas, esposadas, encadenadas.

¡Qué valiente hay que ser para demostrar poder frente a quienes están en

tal desigualdad de condiciones¡. Golpear, colgar, aplicar el palo de Arara,

aplicar electricidad, sumergir en aguas fétidas, asfixiar, aplicar teléfonos

en los oídos hasta romper los tímpanos, golpear con puños y pies al que ya

tienes en el suelo, meter en las venas jeringas con drogas, despertar cada

media hora al detenido durante la noche para romperle su sentido de realidad

y acrecentarle el estrés, hacerle escuchar grabaciones de gritos de niños

haciendo creer que al lado están torturando a tu hijo, o a tu hermanito,

abusos sexuales, tender al prisionero en el suelo y luego pasar una camioneta

sobre sus piernas, vejámenes, simulacros de fusilamiento, amenazas de

muerte a los tuyos, etc, esos son los actos heroicos de Krassnoff.

Que no venga Krassnoff, a decir en los tribunales que era un analista,

solamente alguien que analizaba las declaraciones de los detenidos.

Somos muchos, no cientos, somos miles los hombres y mujeres a los

que personalmente torturó. A los que aplicó todas las torturas que

hemos enumerado antes.

Detentó el poder omnímodo junto a Contreras, incluso creyéndose

dioses, para decidir quien vivía y quien moría. Un detenido politico,

no reconocido como tal, por lo tanto en calidad de desaparecido,

como fue el caso de quienes pasaron por esta Villa, es un ser

absolutamente desprotegido, indefenso, en situación de

desvalimiento total.

El detenido es mantenido en estado de pánico constante, tanto por

las agresiones físicas como psicologicas. Está privado sensorialmente

por el vendaje a los ojos, por el aislamiento, por la interrupción del

sueño, la alteración de sus estados de vigilia, el silencio total, o

el ruido ensordecedor, por las continuas y constantes palabras soeces,

los golpes no solamente durante las sesiones de torturas, sino en cualquier

momento, cuando caminabas en forma vacilante para ir al baño, porque

no veías, y el golpe arreciaba venido desde uno no sabía dónde.

Pareciera que todo esto que narro, me pasó solamente a mí, o a

mis camaradas, o a mis compañeros de lucha, o a los opositores a Pinochet.

Pero no fue así. No es así.

Este trauma histórico que ha vivido nuestra Patria articula lo individual

con lo social, de manera indisoluble, indisociable. O sea, nos pasó a

todos, les pasó a todos ustedes, les pasó a mis nietos que estaban

lejos de nacer.

La tortura no es aplicada pos psicópatas o por algunos que

abusaron de su condición de gendarmes. La tortura, el asesinato,

la desaparición para siempre, sin que aparezcan sus cuerpos, es

una decisión política racional y estratégicamente usada para aniquilar

a los opositores más activos, con la idea central de amedrentar a toda la

sociedad, de impedir su resistencia, su cuestionamiento. Usar la

crueldad sobre los más decididos para que el miedo paralice al

conjunto.

La devastadora experiencia de degradación y exterminio que se vivió

bajo la dictadura militar si bien tuvo su efecto más brutal en el ámbito

individual, pretendió sin embargo, tener un efecto paralizante en lo colectivo.

Lo que conlleva en sí, un capítulo tan doloroso de nuestra historia

como el señalado, no es solamente la recopilación de testimonios de

quienes padecieron el horror, ni es solamente luchar para que la

sociedad se indigne ante tanta brutalidad y exija castigo.

Lo que además está en juego, y eso sí es perenne, es la concepción

del mundo que hemos anidado, es la concepción de sociedad que

defendemos , es la valoración que hacemos del ser humano que ha

requerido millones de años sobre la tierra para llegar a este nivel evolutivo

y que un depredador como Pinochet y sus secuaces, pueden permitirse

destruir en forma masiva.

Por eso es que hoy, la represión a los estudiantes, a nuestros pueblos

originarios, a lo más activo de nuestra sociedad , no es un hecho que

solamente les atañe a ellos, es un tema de derechos humanos que golpea

la conciencia de todos, que convoca a nuestra vigilia, a nuestra capacidad

de estar alertas. Porque si no defendemos hoy los derechos humanos

de los que salen a protestar, a exigir, a exigir lo mismo que tenemos

atragantados todos, y denunciamos su irrespeto, su atropello, no

tendremos derecho mañana a quejarnos, cuando sea demasiado

tarde. Si no salimos hoy a denunciar los malos tratos, los vejámenes,

la represión matonesca contra las manifestaciones, no estaremos

rindiendo el justo homenaje que merecen todos los que dieron sus

vidas, por alcanzar una sociedad más justa, un mundo mejor.

10-12-2011.